domingo, 17 de abril de 2016

Mi niña no me come

En el tema de alimentación infantil existen dos grupos de padres, los que decimos "mi niña no me come" y los que dicen "yo tengo la suerte de que mi niño come de todo". Yo estoy en los dos grupos, porque tengo dos hijos, y en este tema son así de diferentes.

Mi niña mayor me ha dado muchos dolores de cabeza y muchas preocupaciones en el tema de la alimentación... tomaba muy bien su biberón, y comía muy bien los purés.. pero fue cambiar a sólidos y de repente la frase más repetida en mi casa era "mi niña no me come", y la preocupación por este tema aumentaba día a día.

Pryshchepa Serii/iStock/Thinkstock

Todos los días eran varias peleas diarias, tantas como comidas... la pediatra siempre intentaba tranquilizarme, diciéndome que era una niña completamente sana, que no pasaba nada, pero a mi, como buena madre primeriza, esa respuesta no me valía.

Probé darle suplementos alimenticios que tampoco quiso probar, medicinas para abrir el apetito que no hacían nada, chantajes para comer en los que sólo perdía yo, videos con las comidas que sólo hacían mas largo el tiempo de comer y dejaba igual de llenos los platos.

En un momento de desesperación la pediatra solicitó una analítica para ver cómo estaba la peque, que en esa época tendría poco mas de un año. La hice pasar por el mal momento para sacarle sangre, todo con el objetivo de demostrarle al mundo que yo tenía razón, que mi hija no comía nada.

¿Y saben qué paso? que la analítica salió perfecta, y eso fue un antes y un después para mi. Entonces empecé a leer y empecé a pensar... ¿de verdad mi hija no come? A mi hija lo que le pasa es que no le gusta probar nuevas cosas, pero comer, si come... nació en el percentil 10 de peso, y siempre se ha mantenido en él, es decir, es una niña flaquita y siempre lo ha sido, pero sana.

Me ayudó mucho para dejar de preocuparme el libro "Mi niño no me come" de Carlos González, que recomiendo leer a cualquiera que esté pasando por esta situación. Porque en realidad no es que los niños no coman, ¡es que nosotros queremos que coman como adultos!

Ahora tiene 4 años y medio, ella sigue sin querer probar cosas nuevas, y en casa siguen habiendo muchas peleas por el tema de la comida, pero hemos entendido que ella es así, y nosotros como padres tenemos la obligación y el deber de enseñarle poco a poco nuevos sabores, nuevas comidas, y sobre todo, que comer es un placer y que puede ser muy divertido.

Y si no, como muchos padres, tenemos nuestros trucos para que coma los platos... el nuestro es ponerle PASAS a cualquier cosa, desde el pescado hasta la pasta, pasando por el cus cus.

Seguro que hay cosas más raras... :-)

domingo, 10 de abril de 2016

A mi hija le gustan las medicinas

Es así, a mi hija le gustan las medicinas, bueno, no, le encantan! A todos les gustan los gusanitos, los hay raros que adoran las aceitunas en vinagre, a los que más, los macarrones con tomate, pero a mi hija... a ella le gusta el Dalsy!

He leído y escuchado miles de historias sobre todo lo que se han ingeniado las madres para darles la medicina a sus hijos, cómo los engañan con otros sabores, zumos, yogures... tambíen he escuchado a muchas madres que dicen que al contrario, que los niños se toman super bien las medicinas, porque en realidad saben muy bien.

Pero todavía no he escuchado a ninguna madre que diga que su hija se inventa dolores para que le des la "medicina naranja".

He tenido que convertirme en médico experta, para determinar cuándo es un dolor de verdad y cuándo me está engañando!

Por supuesto, cuando se lo niego, me queda el gusanito en el interior con la duda de si era verdad, o si el llanto forma parte de su teatro.

Me manejo entre la responsabilidad de no ceder a sus peticiones y al sentimiento de malamadre por no hacerle caso.

Menos mal que existen otros "remedios caseros" que logran también quitar muchos de los dolores: masajitos en las piernas, cremitas milagrosas, cariñitos en el pelo y muchos besos, que también ayudan...

Y si luego de todo eso, sigue el dolor... bienvenido el Dalsy! (pero siempre con responsabilidad.. ;))

martes, 2 de febrero de 2016

10 cosas que no me dijeron de ser madre

Cuando vas a ser madre todo el mundo tiene algo que contarte y que aconsejarte... pero hasta que no lo eres no te das cuenta que todavía te quedan muchas cosas por aprender y descubrir.

Son muchas mas de 10, pero las principales cosas que aprendí siendo madre son: 

1. Es cierto, tu mamá tenía razón en muchas cosas, y es verdad que te das cuenta ahora que eres madre. También te das cuenta que en otras muchas cosas no tenía razón, y tu, que tienes mas información (gracias a Internet), no cometerás los mismos errores (seguro cometerás otros).

2. Eres mucho menos pudorosa de lo que pensabas, y te das cuenta que la intimidad está sobrevalorada. Has comprobado que eres capaz de ir al baño con público y hacer tus cosas sin ningún problema. Además, aunque hayas dicho que tus hijos jamás dormirán contigo, empezarás a escuchar palabras como colecho que te harán cambiar de opinión. 

3. Tienes que ser parte de una tribu. Nadie me dijo lo importante que es tener una tribu: amigas, madres, compañeras de viaje que entienden cada cosa que dices, se saben los nombres de todos los medicamentos y cremas, los modelos de los carritos, los mejores juguetes y además, se sienten cómodas hablando del color y la textura de la caca de los bebes.

4. No hay verdad verdadera, ni ciencia exacta. Aunque no te lo creas, lo estás haciendo bien aunque no lo hagas igual que las demás. Y lo que te funcionó una vez, probablemente no te vuelva a funcionar.

5. Hay un millón de libros, manuales, blogs, y asesores que te dirán cómo hacerle frente a cada situación que vas a vivir. Y aprendes que lo mejor es agarrar lo que mas te gusta de cada uno y hacer tu propio manual.
listado cosas ser madre

6. Te convertirás en una defensora a ultranza de por lo menos un tema relacionado con la maternidad (darle pecho al bebe, darle biberón, vacunarlo o no, juegos tradicionales, tecnología, idiomas, etc.) El tema varía según la madre, pero escogerás uno que llevarás como bandera allá donde vayas.

7. Dejarlo llorar no es la solución... NUNCA! Aunque hayas leído mil libros y métodos, te darás cuenta que dejarlo llorar hasta que se calme por si solo nunca es una buena opción para enseñar a un niño a hacer algo... hay alternativas, y al final consigues la que te funciona a ti (y seguro que no le funciona a nadie mas). Piensa que tus hijos no saben expresar lo que sienten, y antes de dejarlos llorar, intenta ponerte en sus zapatos para saber por qué están llorando.

8. Desarrollarás una infinita paciencia para todo en la vida... excepto para tus hijos. Los problemas laborales, los atascos por las mañanas, y otras situaciones que antes te molestaban y sacaban lo peor de ti ahora los manejas mucho mejor, miras en perspectiva y comprendes que no es necesario alterarse... a menos que mientras estés en el atasco tu hijo pregunte cuánto falta, o que justo cuando termines de limpiar tu casa a tu hijo se le ocurra la brillante idea de sacarse los zapatos llenos de arena en medio del salón. 

9. La maternidad es la prueba de fuego de tu matrimonio. Y la paternidad también, claro... Un hijo une a una pareja o la separa para siempre, bueno, mas que el hijo, el cansancio de criar a un hijo... recurre a la paciencia que has desarrollado, la necesitarás, tu pareja debe ser tu aliado y no otro enemigo en casa.

10. No existe la madre perfecta. Sólo serás la madre perfecta para TU hijo. Y si tu hijo sólo come viendo los vídeos, si no puedes mantener la casa perfectamente limpia cada día, y si de vez en cuando comen salchichas de cenar, también estará bien, porque ellos serán felices y tu... tu también lo serás viéndolos reir.



sábado, 30 de enero de 2016

No quiero gritar... ¡Y grito mas fuerte!



Siempre dije que nunca gritaría a mis hijos, que hay muchas maneras de comunicarse con ellos y que los gritos levantan muros más que estrechar lazos y acercar opiniones...

Y la verdad es que les grito todos los días :( para que vengan cuando los llamo, para que se metan a bañar, para que no salgan corriendo en la calle, para que dejen de gritar... ¡Les grito para que dejen de gritar!

Hay veces que se me va de las manos, y termino llorando y pidiéndoles perdón por haber gritado, prometiendo que nunca más gritaré, que la próxima vez seré más respetuosa, me pondré en su lugar y le hablaré de manera que me entienda y me comprenda... 

gritar
pixabay.com
Y vuelvo a gritar, y grito fuerte, o grito suave, pero se nota que es un grito aunque no levante la voz.

Todos los días me prometo que será el último grito, que tienen que haber maneras de decir las cosas y que te escuchen sin tener que regañar y gritar. Luego pienso que están pasando una etapa, que es normal que yo pierda los nervios y que si no les grito no me harían caso jamás.

Pero en el fondo, sé que no es cierto. Sé que al gritarles les hago un poquito de daño, sé que se ponen un poco tristes porque lo veo en sus ojos, aunque estén retándome en esos momentos, en el fondo ambos terminamos más tristes y sin haber aprendido nada...

Sigue siendo mi objetivo, gritar menos o no gritar... si nunca le he gritado a mi marido, ¿por qué tengo que gritarles a mis hijos? Es difícil, pero no es imposible, y sé que el primer paso es ponerme a su altura y tratar de comunicarme como ellos. Yo soy el adulto, la que razona y la que puede contener sus emociones… mis hijos son pequeños y se expresan como pueden y sin saber bien muchas veces por qué se sienten así, por lo que soy yo la que tengo que cambiar.

Y mientras tanto, siempre puedo hacer alguna de las siguientes cosas para controlarme y no perder la paciencia:

  • Contar hasta 10, o 20, o 30
  • Darme la vuelta e intentar relajarme
  • Practicar meditación, para controlar mis explosiones de emociones
  • Mirarme al espejo para ver qué cara ven mis hijos
  • Echarme a reír de la situación
  • Abrazar a mis hijos antes de empezar a gritar
  • Beber un vaso de agua
  • Sentarme en el suelo y hablarles a su altura
  • Cambiar de tema rápidamente, para intentar que los niños también cambien de actitud.

Y si hay que gritar que sea para que me escuchen y no para que detengan un comportamiento.

miércoles, 27 de enero de 2016

Niños de guardería y conciliación


Constantemente me pregunto cómo habríamos vivido los primeros años de mis hijos si yo me hubiese quedado en casa con ellos 1 o 2 años, antes de llevarlos a la guardería. No tuve la oportunidad de escoger, tenía que reincorporarme a mi trabajo después de la baja maternal (mas un mes de excedencia que pedí) con lo que mi conciliación duró casi 6 meses.
Guardería escuela infantil

Durante el primer mes de guardería los niños fueron muy poco, no sólo por el período de adaptación, sino por las consecuentes gripes, mocos, etc. que suelen pillar los niños cuando salen del entorno estéril en el que los mantienes en casa, sobre todo si eres primeriza, jejeje, pero luego debo decir que ambos se han adaptado muy bien, cada uno a su ritmo y según su propia personalidad, pero ambos muy contentos con ese entorno.

Y yo también, para que negarlo... El primer mes fue muy duro, verlos enfermos todo el tiempo, luego con el paso del invierno mas y mas gripes y bronquiolitis, pero también me alegraba mucho cuando los veía tan contentos, trayendo a casa y mostrando orgullosos sus manualidades, cantando y bailando las canciones nuevas aprendidas en clase, hablando de sus compañeritos y de su maestra, que solía tener más autoridad que yo :)

Si se hubiesen quedado en casa, tal vez no habrían caminado tan pronto, o no conocerían tantas canciones y cuentos, seguro que yo no habría sabido cómo quitarle el pañal de manera respetuosa con sus ritmos ni hubiesen tenido tanto contacto con otros niños de su edad.

Siempre he sido defensora de los niños de guardería, me alegra que mis hijos hayan ido, porque sé que han aprendido y vivido cosas que yo no hubiese podido darles, las maestras tienen una educación pedagógica y una experiencia que yo no tengo, sobre todo para manejar ciertas situaciones. Pero me hubiese gustado haberlos llevado un poco más tarde, por ellos, porque necesitaban a su mamá cuando tenían 6 meses para darles calor, alimento, mimos y besos, y por mí, porque necesitaba darles esos mimos y besos.

En estos días se ha hablado muchísimo del tema de la conciliación, madres que llevan a sus hijos y le dan pecho en su puesto de trabajo. Madres que reivindican mayor conciliación laboral y familiar. Recogida de firmas para solicitar a los partidos políticos modificaciones en las leyes que promuevan la conciliación. Promesas electorales que probablemente se queden en el papel... 


Conciliacion laboral y familiar
Club de MalasmadresSERGIO BARRENECHEA (EFE)

Ojala todo el revuelo que se formó en su momento, y del que casi nadie habla ya, haya servido para crear conciencia y no sólo para hacer la foto. No necesitamos llevar a los niños al trabajo, no necesitamos teletrabajar desde casa, no necesitamos que los colegios amplíen su calendario escolar para tener a los niños más tiempo en ellos.

Necesitamos bajas maternales y paternales más largas, reducción y flexibilidad en los horarios laborales, jornadas continuas en vez de partidas, y sobre todo y por encima de todas las cosas, necesitamos cambiar de mentalidad para lograr que estas necesidades se conviertan en realidades, necesitamos dejar de pensar que hay que calentar la silla e irse después del jefe, y dejar de ver mal o de apartar de una carrera profesional a la persona que decide reducirse la jornada (y el sueldo) para tener más tiempo con su familia.

Ojalá pueda vivir un poquito de ese cambio con mis hijos, para darles todos los besos y mimos que no pude darles con 6 meses... ¡ya tendré tiempo de querer que se vayan de casa y se independicen mucho más adelante!

lunes, 4 de enero de 2016

Tu zona de confort

Año nuevo, vida nueva, dice una canción, y aunque no quiero para nada cambiar mi vida personal actual, si tengo mucho tiempo dándole vueltas a la cabeza un cambio a nivel profesional.... cambio de trabajo, cambio de cliente, emprender... son tantas las veces que esas palabras giran en mi cabeza que ya son recurrentes en mis 10 minutos del día.

Hay varias cosas que me impiden cambiar... limitaciones con mi jornada en el trabajo (tengo jornada reducida y siendo consultor, los clientes no siempre ven bien que "sólo" se trabaje hasta las 3... tema que seguro trataré en otro post), la tan mencionada crisis, que aunque se va notando menos aun está con nosotros, y por supuesto el miedo a lo desconocido.

zona de confort
Salvador Dalí - Muchacha en la ventana
 Y es que en un hogar en donde necesitamos los dos sueldos no podemos permitirnos tan a la ligera eso de "dejo mi trabajo y me pongo a emprender a ver qué tal nos va"... además, como siempre decimos, aun no hemos dado con la idea que nos va a hacer millonarios de un día para otro :)

 Pero si hay algo que me frena a dar cualquier paso, es salir de mi zona de confort... Esa situación que no es más que un conjunto de variables que me permiten estar cómoda haciendo lo que hago, aunque no sea lo que me haga más feliz. El hombre es un animal de costumbres, y empezar de cero ante una situación desconocida no es fácil, por lo menos para mí. Nunca he tenido mucha fuerza de voluntad, y dar el paso para un cambio me cuesta muchísimo.

Zona de confort... suena tan bien esa palabra, y me parece una situación tan dañina. Porque si te quedas en tu zona de confort seguramente te estarás perdiendo muchas oportunidades increíbles para crecer personal y profesionalmente. Últimamente mis reflexiones giran en torno a cómo salir de esta zona, pero no encuentro una respuesta "fácil", aunque nunca la hay, ¿verdad?

Todos tenemos propósitos para este nuevo año, el mío es lograr salir de esta zona de confort y comenzar el camino hacia aquello que me llene mas, me haga más feliz, y por qué no, me haga ganar mucho dinero!! :-)

jueves, 31 de diciembre de 2015

¿Qué esperas escuchar cuando preguntas?

Todas las que estamos en algún grupo o foro de crianza, o simplemente compartimos tiempo con otras mamás, terminamos haciendo preguntas que nos surgen relacionadas con los niños... Enfermedades, vacunas, alimentación, sueño, colegios, hermanos... hay tantos temas que se tratan a diario, que sería imposible listarlos todos en este artículo.

Pero a lo que le estoy dando vueltas no es a los temas que conversamos, sino a la manera y el por qué preguntamos (o por lo menos yo). Si bien es cierto que la mayoría de las veces no conocemos la respuesta y de verdad necesitamos que nos ayuden, también es cierto que casi todas esas veces que preguntamos ya tenemos una idea de lo que nos GUSTARÍA ESCUCHAR.

Preguntar esperando respuesta
freeimages.com

Y es que da igual si eres madre primeriza o de familia numerosa, siempre que tienes alguna duda sobre alguno de los miles de temas de crianza que se te pueden ocurrir acudes a esos comités de sabias con el objetivo de confirmar tu teoría, escuchar nuevas opiniones o buscar alternativas diferentes a la que tu ya tienes en tu cabeza.

Porque seamos sinceros, nos gusta la aprobación de los demás, y nos gusta sentirnos que tenemos sentido común, y también que otras personas comparten tu manera de pensar. ¡Qué bien se siente cuando haces una pregunta y te responden lo que tu ya habías pensado!

Porque todas las madres que conozco se sienten alguna vez desbordadas con tanta responsabilidad, cansancio e información, y necesitamos que nos digan que ¡estamos haciendo las cosas bien!

Me pasó con mi niña mayor, que poco podía preguntar y muchas eran mis dudas y muchas las cosas que hice sin la confirmación de otras mamás... y ahora que he formado una pequeña tribu, sigo preguntando cosas que ya antes he hecho, porque... que bueno es sentirse acompañada!!!!!